Puede que aún no te hayas encontrado una publicación nublada con una advertencia de “falso”, pero Instagram y Facebook ya han puesto en funcionamiento el fact-checking, o en cristiano, la comprobación de la veracidad de los posts que vemos. La publicación no desaparece, no, puedes ver la publicación y, lo mejor, el por qué de la sentencia. Aquí vemos un ejemplo de cómo se indica que una noticia es falsa:
Por suerte, y en aras de la objetividad, estos verificadores de la información son independientes a Facebook, es decir, Facebook, como empresa, no decide lo que es cierto o falso, aunque sí que juega cierto papel de interventor en nuestra percepción de la realidad; desde Facebook podemos ver lo que es objetivamente cierto y lo que no, y se debe de remarcar lo objetivo, pues las publicaciones de un/a influencer viviendo una vida de ensueño sin ningún tipo de tristeza o problema no se verán tachadas de falsas, ¿es la negación de lo objetivamente falso la aceptación de lo parcialmente verdadero como algo general? Es más, ¿está siendo nuestra percepción de la realidad condicionada por terceros o nos están ayudando a tener una visión del mundo más objetiva?
Dejando atrás temas de reflexión, a la hora de tachar una noticia como falsa o verdadera, Facebook tiene nueve tipos de clasificación:
En el caso de los publicistas, si un anuncio es calificado como falso por los verificadores de información externos, dicho anuncio no podrá ponerse en circulación, no obstante, el anunciante puede ponerse en contacto con el verificador con los correos electrónicos que nos facilita Facebook desde su web en este enlace, arrastrando hacia abajo llegamos a una lista de países donde se encuentra España y los verificadores externos que califican las publicaciones.