Empresas, profesionales  o trabajadores autónomos: es responsabilidad de los que toman decisiones revisar su relación con el mundo digital y hacerlo ahora.

Vivimos un momento excepcional de cambio y  la elección está entre tratar de ignorarlo o ayudar a la organización a adaptarse. ¿Cómo integramos en la gestión las aportaciones de internet?

A lo largo de casi 20 años en Marketing Digital, hemos visto actitudes de lo más variado. Entusiastas y voluntaristas o de total rechazo. Consumiendo recursos por mala adaptación a las necesidades o infradotadas por ser excesivamente novedosas, con prioridad mal asignada o totalmente ignoradas con alegaciones de que la organización estaba en un sector en el que “no tiene importancia”.

Pero en los últimos meses se han incorporado a la conversación digital de forma masiva y evidente segmentos de población que anteriormente podían considerarse excluidos o ser renuentes. Y los que ya estaban han multiplicado las formas de uso y el tiempo de conexión.

Una vez probado el canal digital, por sus características de ubicuidad y conectividad continuada, no se abandona. La importancia de ese canal es cada vez más determinante. Era cierto antes del 13 de marzo pasado, aún más ahora.

¿Dónde están los clientes? En Internet, sin duda. Y es donde se descubre un día a la competencia.

El futuro pasa por internet

Para salir adelante hay mucho que hacer hoy y, en gran medida, necesariamente diferente de lo que habitualmente se hacía. La base de todo ese conjunto de acciones se tiene que mover alrededor del eje de lo que es la empresa, de qué productos y servicios puede poner a disposición de su público, de cómo se lo comunica, de cómo llega a sus clientes pre-COVID19 y a posibles nuevos clientes, de cómo les convence de ser o seguir siendo la alternativa de elección, de cómo conocerlos, atraerlos, servirlos y conservarlos.

Hablamos de B2Cs y de B2Bs. De establecer una relación fluida, posible, estable con los clientes. Que garantice la visibilidad y localización de una empresa. Que sea precisa, efectiva y flexible. Que no comprometa presupuestos inasumibles en resultados difusos. En definitiva, que utilice las capacidades de internet. Hablamos de Marketing Digital.

Así que si hasta ahora internet había quedado en segundo plano confiando en el prestigio que ganó la empresa en el pasado, hay que actuar hoy para trasladar esa imagen al mundo online. En el caso de que se estuvieran ya realizando acciones, cómo estar seguro de que la estrategia se corresponde con las demandas de la nueva situación? Hay que revisarla. Incluso diríamos, por la familiaridad con la manera como suelen funcionar la mayor parte de las empresas, probablemente haya que crearla.

Los que miran hacia adelante han de encontrar cómo adaptarse a un mundo más informado pero más fragmentado, con modos de búsqueda de información y procesos de decisión de compra que han evolucionado de forma brusca incorporando lo digital.

¿Estamos preparados para hacer del Marketing Digital la palanca para movernos en internet?

Articular acciones concretas en el corto plazo con una estrategia suficiente que prácticamente se ha de elaborar a medida que se avanza. Coordinar el conocimiento de cada empresa con el de los conceptos y herramientas del Marqueting Digital, esa es la respuesta.